Revista Viajero Nro. 99 - Octubre de 2015




Ausencia

El día en que te fuiste, nunca me lo imaginé.
En mis labios se helaron los besos que te dejé.
Pero hay una fantasía que en mí comenzó a crecer:
no dejo de pensar que un día te veré volver.

Quiero perderme en tu mirada otra vez.
Quiero sentir tus brazos abrazándome como ayer.
Quiero oír tu voz diciendo que me quieres
y que siempre me querrás, tal como yo lo soñé.

Quiero saber que piensas en mí,
que mis ilusiones llegan hasta ti,
que nuestros corazones se unirán al fin...
No dejo de pensar que un día volverás aquí.

María Victoria Perez





Hacia el sur

Dentro de mi mundo te conocí
y jamás te pude olvidar
cuando por primera vez te vi
mi corazón jamás volvió a mi.

En Marzo te hablé y mil meses te amé
porque desde el momento de mirar
nunca más pude dejar de amar.
Quizá el destino nos vuelva a unir
todo depende del amor de los dos.
Y si amarte fuera pecar
Dios nunca me perdonará

Hacia el sur va mi canción
y mil cartas rondarán
porque nunca llegarán
ellas al mismo lugar.

Romina Rosa Reed





Cosecha de ideas

La perdida generación de idea miedosa
y temblorosa,
tendrá que decir a esta otra,
lo que los refranes no cuentan.

Idea fugaz la de ahora,
la sintética,
sin pensar,
sale no más,
se propagan como mosquitos
zumbando al oído.

Vacía la palabra,
es uso en desuso,
desazón y malestar,
del estancamiento cerebral.

Copia y pega,
que fácil todo,
pero la idea no despega.
La educación,
esa otra con interés,
no bancario sino de veras.
Interés que aprende
para volar mas alto.
Esa otra
existe desde siempre,
la tomas o la dejas,
así de simple,
no está ranqueada
para competencias de marcar el paso,
vivir lo que resta de aprender.

Amor consciente,
con huesos y cuerpo,
amor amor suficiente,
espera paciente,
cosechar la magia
de lo que se revela.
Desvelos lleva,
lo que no reclama posesión.

Verónica Garay Moffat







Siempre sale el sol

El amor siempre presente,
familia, amigos, alumnos,
que aunque pase mucho tiempo
siempre se acercan a mí.

Pues cuando siento un dolor,
yo nunca me encuentro sola,
siempre hay una mano cerca
para calmar mi dolor.

Es Dios que siempre me acerca,
una voz o una sonrisa,
para que mi alma despierte
Y vuelva a salir el sol.

Isabel Corrao Santos






Danza macabra
         
Como una danza macabra,
se abalanza hacia nuestra cama
pensando tal vez, que lo necesitamos,
como una danza macabra... se enamoró.

Morfeo lloró las penas de Julieta,
y Romeo que perdía la cabeza.
Este se enamoró y Morfeo,
inundado por la envidia hacia Romeo
planeó aparecer en sus sueños

¿Y qué pasaría después? todo ser caería en un sueño eterno.
Todos durmiendo... ¡No!, solo ella durmiendo.
La llevaría el tiempo necesario con varias
caricias de pétalo en su frente en un sueño comatoso.

No osaría jamás a robar la inocencia de su puro corazón,
no osaría jamás, robar la pureza de sus labios carmesí.
Pero, Morfeo, dejó de ser Morfeo. Y paso una luna, dos lunas.
¡No!... Cinco años o más, Morfeo dejó que el tiempo pasara
hasta que su pelo negro se tornó blanco y en su cara escarlata
surcos aparecieran.
El prometió jamás besarla, un instante de placer corrompería su
preciosa cara.
Pero cuando las canas pesaban y el tiempo se hizo enemigo,
como una danza macabra se atrevió. Rompiendo en mil pedazos
el corazón de la pobre Julieta, ya que este solo palpitaba
por sentir una vez los cálidos brazos de Romeo.

Oh! pobre Morfeo,
nadie nunca supo su dolor,
nadie nunca lo anheló,
el pobre Romeo como una danza macabra...
se suicido.

Esta es la historia de como
Morfeo lloró las penas de Julieta,
y de las manos de Romeo
la sangre brotó, la poesía
que nunca jamás, escribió...

Victoria Caronzo

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