Revista Viajero Nro. 122 - Noviembre de 2017



Las Dos Princesas

Había una vez una princesa guerrera muy valiente que se llamaba Nadine vivía en un hermoso castillo en medio del bosque de las mariposas con árboles muy altos y viejos, un gran lago cristalino y caminos para todos lados.
Cruzando el bosque de las mariposas estaba el Reino de las Rosas y allí reinaba la princesa Mia. Una princesa muy dulce y distinguida. Astuta, hermosa y refinada.
La princesa Mia y la valiente princesa Nadine eran amigas.
Cuando el reino de la princesa Mia fue atacado por el reino de los Osos la valiente princesa guerrera Nadine acudió en su ayuda.
Montada en su corcel blanco la princesa Nadine peleó durante todo el día y al empezar a oscurecer terminó de vencer a los Osos. Los pocos guerreros osos que quedaron salieron huyendo y nunca más volvieron.
En agradecimiento por haberlos librado de los osos la princesa Mia le envió diez mil rosas de las mejores para embellecer el castillo del Bosque de las Mariposas.
En el reino de las Rosas y en el Bosque de las Mariposas reinó la paz gracias a la valiente princesa Nadine y la astuta princesa Mia

Daniel Giacone
giaconedaniel0@gmail.com






Final

Y fue entonces cuando nos dimos cuenta
que no quedábamos muchos
y encima tan pequeños
frente a la devastación,
frente al precipicio,
(y hay quien decía que ese precipicio no existía)
frente al hambre y a la inundación
frente a una pared
contra la que nos estrellamos,
en donde árboles y animales, ríos y arroyos
se nos escapaban de las manos
y se alejaban cada vez más rápido de nosotros
y los edificios seguían subiendo
(ellos nunca se detuvieron,
nunca dejaron de “construir”,
a pesar de todo lo que habían destruido)
no sé para quién,
no sé para qué,
y el humo no nos dejaba ver
lo que había sido siempre
tan importante para nosotros.

Aún así, yo vine a decirte que te amo
en medio del ruido, la mugre, el agua que sube
llena de basura,
vine a decirte que lo siento,
que yo también puse mi parte para que esto pasara
(¡quién no!)
y ahora no sé
qué hacer ni dónde ir.
Pensaba en traer una flor,
y te juro que no encontré
en cuadras y cuadras y cuadras
que caminé entre la gente
que buscaba algo como yo
y no encontró nada. 
Sé que podemos lograrlo,
aunque no sé cómo todavía.
Sé que podemos volver a empezar,
aunque la gente deambula buscando comida
(dicen que en otros lados ya no hay agua,
pero el gobierno lo desmiente)
buscan lo que pueden
y se preguntan cómo fue,
en qué cabeza cabe pensar
que todo lo que valía la pena
podía ser cambiado por lo que no lo vale.
Si hasta al mismo Dios
lo empezaron a vender en cómodas cuotas
(eso fue antes de decir que no existía,
o tal vez se había acabado el stock
y sus pilas y accesorios se vendían por separado)
y cuando le quitaron a Dios a la gente
y después dijeron que el Hombre
(así, con mayúscula, como lo marca la Historia)
tampoco existía, sólo la estructura, sólo el Partido
(que sabía mejor que nadie
lo que le convenía a la gente,
el Hombre no, ya había razonado demasiado,
déjennos a nosotros, les diremos qué hacer…)
sólo el Gobierno,
sólo el Mercado,
sólo los índices,
sólo el PBI,
sólo el riesgo país,
sólo los valores de la Bolsa
mientras los otros valores ya no existían
porque la gente ya no creía en ellos,
y si no hay mercado para algo, no hay mercado,
ellos mismos le dijeron a la gente
que los valores no importaban,
porque ahora hay que hacer plata
(y podés hacerla tranquilo, ahora que pensamos por ustedes,
ahora que les vamos a decir qué hacer y cómo hacerlo,
ahora que el Hombre ya no tiene la obligación de pensar
y hacerse cargo,
ni es el sujeto que cambia la Historia),
ahora es hora de dedicarse a mirar
nuevos dioses en nuevos altares con carteles de precio
a través de las vidrieras,
y también trabajamos con tarjeta
-nunca salga sin ella-
ahora hay que acumular cueste lo que cueste
y por sobre quién sea
(total, Dios ya no te mira)
ellos, los de siempre, se quedaron con los valores
dejando de lado los valores
y se llenaron de valores y de barriles
pero eso jamás llenó su tonto corazón
ni el nuestro
el necio corazón del Hombre que se volvió sólo Hombre
u hombrecito frente a tanto,
su necio corazón
que se olvidó que era parte de un mismo Dios,
mirá bien qué vas a elegir
(como dice la Biblia,
tengo  un ejemplar que encontré
cerca de un tacho de basura).
Te lo llevo, amor, para que lo leamos juntos,
veré en tus ojos la luz de mi camino,
mientras leemos este libro y otros que encontré,
y te diré que te sigo amando,
tanto, tanto, como en el comienzo de los tiempos,
a pesar del final
(yo no quiero pensar en el final,
por eso te busco…)
voy caminando para verte,
entre viento y papeles que vuelan,
ruido y gente y humo que no me dejan encontrarte,
voy pensando en verte y decirte y pedirte
que empieces de nuevo conmigo. 

Adriana Narvaja
adrinarvaja@gmail.com






Decisiones

Desolación, miedo e incertidumbre,
te llevaron a tu escepticismo 
y añorar lo metafísico.
Soy la llave, soy la mentira,
depende de tí elegir.
Amplias realidades acechan
¿elegirás la correcta?
No depende de las influencias,
estas tú solo.
Con tu decisión puedes 
Cambiar la historia,
lograr volver al principio del fin.
Esclarecer esas dudas que te
han marcado en el camino

Robledo, Marcos A.
robledomarcos3@gmail.com






Una y otra vez

Jamás esclavas 
resuenan en otra oreja 
cuando truenan las memorias.
Hablo de la virtud e inocencia, recuerdas?
Muy joven para tal fascinación
llévame a la aurora con tu visión 
de nueva flor,
al placer triunfal del amor primero.
Volteretas fantásticas de eternidad
y sus sones alados en coro, fuiste mi epigrama.
Resuena ese beso entrañablemente débil,
ven aquí (como ahora te imagino) y salgamos a 
pasear.
Conduzco tus corceles,
parte de mis deseos.
Déjame ostentar la noche 
vestida de encajes y verdes gramas,
Con tus hojas de viña 
Y el perfume de tu pecho
que son magnolias de un pasado
doradas flechas de eros.
Ten por seguro fiel amada
no le contaré a nadie,
que dejamos morir al amor
una y otra vez.

Luciano Calzada
lucianoquilmes@yahoo.com.ar







La princesa que no podía sonreír

  El rey Fernando y la reina Cecilia estaban muy preocupados y nadie sabía por qué. Esta história que hoy vamos a escuchar sucedió hace muchos años en un país llamado Laguna Azul y ¿por qué ese nombre? Porque todas las casas estaban construidas alrededor de una inmensa laguna cuyas aguas eran increiblemente azules.
     El castillo estaba ubicado un poco más lejos al pie de una montaña muy alta, en él vivían los reyes y su hijita la princesa Alejandrina, ella tenía diez años, era una niña muy particular, no salía nunca, jamás se la veía jugar en el jardín del palacio o pasear con sus padres.
     Todo era muy extraño, los reyes, como dijimos al principio, mostraban una gran preocupación, pero, no decían nada.
     ¿Qué le pasaba a la princesa? No podía sonreir, sus padres hacían todo lo posible para que esto sucediera, le traían payasos, magos, cómicos, nadie lo lograba. ¿Por qué sucedía esto? Cuando la princesa nació era una bebé hermosa, se reía permanentemente con cuanta persona se acercara a saludarla. Un día, apareció una señora muy elegante que quiso conocer a la niña, los reyes la dejaron pasar con mucha desconfianza. Cuando se acercó a la cuna, la miró fijamente y la niña no volvió a sonreir, luego se dio media vuelta y salió rápidamente sin dar explicaciones de lo que había hecho.
     Todos la siguieron, corrieron sin parar, pero ella desapareció como por arte de magia. ¿Qué pasó?, ¿quién era aquella misteriosa dama?, ¿qué maldad ocultaba? Nunca nadie lo supo, el caso es que la princesa no volvió a sonreir.
     Pasó el tiempo y como ya dijimos Alejandrina cumplió diez años sin poder sonreir hasta que una tarde pasó algo muy extraño, algo que nadie pudo explicar jamás. El cielo estaba nublado, hacía frío, de pronto comenzó a sonar una hermosa melodía, una melodía que nadie había escuchado. Todos quedaron embelesados, comenzaron a sentir una paz y una tranquilidad que nunca habían sentido, salió el sol, las nubes se fueron y el ambiente se tornó cálido pero agradable. La melodía se escuchaba cada vez más cerca el instrumento que la ejecutaba era un violín. De pronto se comenzó a divisar un jinete montado en un hermoso caballo blanco que se acercaba más y más, él era el intérprete de aquella maravillosa melodía.
      Cuando llegó a las puertas del castillo siguió tocando cada vez más fuerte, éstas se abrieron y salieron los reyes para ver qué pasaba, Alejandrina, escondida, escuchaba. _¿Quién eres? le preguntaron. El jinete sin dejar de tocar contestó: _Soy Alexis, el príncipe de Espejo Dorado, y él es..._Yo soy Zeus, dijo el caballo, y comenzó a bailar al compás de la melodía. Casi se desmayan todos con esta sorpresa, ¡el caballo hablaba! De pronto todos se callaron y comenzaron a escuchar una risa cristalina, una risa contagiosa y sin que nadie se lo imaginara apareció la princesa Alejandrina que se seguía riendo sin parar, se reía por primera vez en sus diez años de vida. Los padres agradecidos bailaban de alegría y fue así como Alexis y Zeus, gracias a su música, rompieron el hechizo que con su mirada logró sobre Alejendrina la dama misteriosa.
     Ahora después de este final feliz, el lector se preguntará cómo llegaron Alexis y Zeus a Laguna Azul y sobre todo por qué Zeus hablaba. Pues bien, cuando Alexis salió a recorrer el mundo con su fiel caballo se prometió a si mismo tratar de solucionar los problemas que encontrara, y lo haría a través de la música. Y de tanto andar por esos largos caminos comenzó a hablar solo, pues no tenía con quién hacerlo, y fue así como Zeus al escuchar y escuchar empezó a hablar y por supuesto a dar consejos que, a Alexis le sirvieron para poder realizar la tarea que había elegido: hacer el bien a todo aquel que lo necesitara.

Cristina Quarella
cristinaquarella@hotmail.com.ar







la poesía del futuro será escrita por robots.
la poesía del futuro tendrá programas
logarítmicos para armar poemas de todo tipo.
el poeta seleccionará el argot, dos o tres palabras
que quiera resaltar, alguna forma poética
-tradicional o libre- adecuada y listo, será la poesía del futuro.

los certámenes poéticos tendrán un jurado de programadores
y analistas de sistemas, dictaminarán 
cual fue el más bello logaritmo, y claro, el azar hará lo suyo
porque de todos modos el azar siempre hizo lo suyo.

lentamente la humanidad abandonará todo rastro de afectividad,
emociones, ardores, sensaciones se irán difuminando
y cuando los niños del futuro pregunten a sus padres
que es el amor ellos dirán
"no nene, 
esas son cosas de máquinas".

Lautaro Colautti
leftraru.defrente@gmail.com







Dulcemente amor

Quiero escribir mil cosas
y en tu mirada me pierdo:
cálida, tierna y con aspecto seguro.
Devuélveme a esta tierra,
no quiero estar en el cielo.

Saltando etapas
un día me dijiste te quiero;
es tan dulce tu amor
que no quisiera perderlo.

Quiero quererte en silencio,
pero en silencio amarte no puedo.
El amor en mi pecho
está sufriendo un encierro,
libéralo y tendrás el premio
de mis besos.

Quiero escribirte mil cosas
pero tu foto no me deja.
Me mira incansablemente,
diciéndome que de este amor
está presa.

Transitemos el camino
y que nos deje huellas,
disfrutemos de este amor
que es tan lindo como las estrellas.

Héctor Carpio
hectordca61@hotmail.com.ar